El dolor se refiere a una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial. Se habla de dolor agudo cuando hay una respuesta fisiológica a un estímulo nocivo y generalmente dura menos de cuatro semanas. Sin embargo, si la sensación dolorosa supera este período, se considera dolor subagudo o crónico. Esto está relacionado, en la mayoría de los casos, con la presencia de procesos inflamatorios de bajo grado que son la base de una enfermedad que es su principal fuente. El dolor crónico puede afectar diferentes áreas, siendo las más comúnmente reportadas las articulaciones (incluyendo rodillas), espalda, cabeza (migraña), abdomen y dolor genital. En algunos casos, puede surgir como resultado de tratamientos farmacológicos o intervenciones quirúrgicas. Actualmente, las terapias disponibles para el manejo del dolor incluyen medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y opioides, ambos efectivos pero su uso crónico está asociado con importantes efectos secundarios.
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